PERFILACIÓN CRIMINAL DEL TERRORISTA. DSM V ¿NUEVO TRASTORNO DE PERSONALIDAD?

TERRORISMO

La personalidad depende de 4 factores principales:

  • Constitución neurofisiológica
  • Temperamento
  • Carácter
  • Inteligencia

Otros elementos como las influencias externas y la biografía objetiva, además de la interrelación del individuo con el medio también son determinantes.

Existe una escala que mide el grado de peligrosidad del individuo que es la Escala de Shield que consta de 15 factores. La peligrosidad criminal de un individuo se puede medir por el examen médico-psicológico, la encuesta social y el pronóstico de peligrosidad.

La anomia e inadaptación social, unidas a la carencia de inteligencia u oligofrenia, aumenta la probabilidad de que estemos ante un individuo peligroso.

No hay que confundir los conceptos de riesgo y de peligro, pues el primero es un concepto potencial y el segundo real.

Los conceptos de imputabilidad e inimputabilidad son esenciales en el momento de deliberar si el sujeto está en plenas facultades de discernir situaciones normales y anormales, para ello es importante que tenga la capacidad de razonar suficientemente sobre lo que está haciendo (INTELIGENCIA) y que sea libre de decidir sobre posibles conductas (VOLUNTAD).

El lenguaje y el pensamiento del individuo son elementos de foco de investigación y el estudio psicoconductual dentro del centro penitenciario es primordial para la prevención delictiva.

 

TRASTORNO DE PERSONALIDAD DISOCIATIVO DEL TERRORISTA I

  • Rasgos del trastorno de personalidad por Dependencia
  • Rasgos del trastorno de personalidad Antisocial
  • Rasgos del Síndrome de Adoctrinamiento Sectario
  • Trastornos de personalidad disociativos
  • Trastornos de personalidad atípicos

 

TRASTORNO DE PERSONALIDAD DISOCIATIVO DEL TERRORISTA II

I. Tendencia a seguir los demás (influenciable y fácilmente manipulable)

II. Pérdida de autoestima y autovaloración personal

III. Pérdida del YO, deprecio por su propia vida y por la de los demás

IV. Ausencia de conciencia

V. Pérdida gradual de capacidad volitiva

VI. Ausencia de remordimiento, compasión, moralidad y/o empatía

VII. Sumisión y aceptación al control abusivo de su líder

VIII. Percepciones erróneas de la realidad

IX. Estado de confusión y deterioración de valores, ideales y opiniones

X. Cambio de costumbres, vestimenta, apariencia física y rutinas

XI. Dependencia emocional hacia su líder

XII. Aislamiento social y familiar

XIII. Anomia

XIV. Cambio conductual (agresividad, enseñamiento, ira, violencia extrema)

Hasta ahora, al terrorista se le mira como si de cucarachas se tratara, o sea que cada vez son más y hay que «exterminarlas».

¿Estamos de acuerdo con esto? ¿Cómo podemos luchar contra algo que no sabemos de dónde viene?

Para combatir la enfermedad hay que investigar y estudiarla al detalle y durante mucho tiempo. ¿Por qué con los terroristas no ocurre lo mismo?

Sabemos que es una realidad que hasta ahora no hemos podido combatir, ni detectar con efectividad. Sí es cierto que las unidades de inteligencia han podido prevenir algunos atentados, pero sabemos que el perfil del insurgente pertenence a una edad más temprana. Los atentados se cometen con modus operandi rudimentarios, básicos, sin grandes artefactos causando la catástrofe mortal en instantes.

El perfil del terrorista en potencia cumple ciertos parámetros de cambio de hábitos, costumbres, destacándose el cambio drástico de escala de valores, ideales, objetivos, principios, vestimenta y aspecto, y conducta atípica.

Hay los cérebros de las células terroristas que están por detrás y no son los que suelen suicidarse y matar a los ciudadanos inocentes, pero no todos son así.

Estas personas que son utilizadas con la finalidad última de generar el terror entre población no dejan de ser víctimas, principalmente las que tenemos evidencias de que provienen de situaciones vulnerables, núcleos desesctrucurados, con problemas sociales y de desarrollo de personalidad. También los que son reclutados en las cárceles están en una situación desprotegida y que les incita a tomar decisiones irracionales y precipitadas por su situación personal que suele ser de desespero y desamparo.

Obviamente no podemos exculpar a los individuos que matan a otros, pero sí podemos prevenir que más lo hagan, estudiando los varios factores que influyen en su personalidad anómica y comportamiento desviado. Para ello, no podemos abatir a los terroristas, tenemos sí que hacerlos cumplir su condena, aplicándoles una atenuante si cabe a posteriori de estudiar su situación individual.

Por todo lo que referí anteriormente, hago una analogía entre distintos rasgos de varios trastornos de personalidad del DSM, en un intento de acercarme a la perfilación del terrorista como instrumento destructivo, es decir, el que es fácilmente influenciable y manejable por otros, demostrando un estado de total apatia y abúlico, prescindiendo y anulando su personalidad individual y sin cualquier tipo de capacidad volitiva. De ahí que proponga que se añada un nuevo trastorno de personalidad para estos individuos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.

Sólo así podemos intentar erradicar y disminuir la prevalencia mundial de atentados terroristas, atacando el problema de raíz, no cortándole las ramas cada vez que crecen.

 

By Virgília Pires

 

 

 

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