


En la noche del viernes 23 al sábado 24 de junio, saltaba la noticia de que una columna de entre 2500 a 4000 hombres de la compañía militar privada WAGNER, con su jefe al mando, y material militar de diverso tipo, incluyendo carros de combate y sistemas de misiles, se dirigía a Moscú desde la zona fronteriza de Ucrania, aunque a día de hoy todavía no se sabe muy bien sus intenciones.
En su camino, llegaron a tomar bajo su control, la ciudad de Rostov; la columna llegó a 200 kilómetros de la capital rusa.
Con el mundo conteniendo el aliento ante la probabilidad de un posible enfrentamiento civil, con la mochila del arsenal nuclear ruso y bajo que titularidad podría quedar, además de continuas noticias contradictorias desde el Kremlin sobre las consecuencias que recaerían en el creador de la compañía militar privada y el resto de sus hombres, parece que se rebajaba la tensión con la intermediación del Presidente de Bielorrusia Lukashenko a alcanzar un pacto. El líder mercenario ordenaba la detención de la marcha para “evitar un baño de sangre” y la vuelta a sus bases de operaciones.
Pero, más allá de lo visible, este acontecimiento, suscita dudas que actualmente siguen sin resolverse:
1.- ¿Por qué ahora, si no lo hicieron tras la carnicería de Bajmut?
«Estábamos en una marcha para demostrar nuestra protesta, no para derrocar al gobierno», afirmaba el jefe de Wagner, tras un bombardeo de uno de sus campamentos en Ucrania por fuerzas rusas, y después de haber señalado Putin y su deber de firmar un acuerdo entre los miembros de Wagner y el Ministerio Defensa.
2.- ¿Y las defensas rusas en todo el trayecto?
En todo el recorrido, salvo algunas barricadas a las puertas de Moscú y algún conflicto mínimo, no hubo enfrentamiento alguno. Ningún rastro de la aviación, ni artillería, ni aviones no tripulados para detener una columna bastante larga.
3.- ¿A qué se deben los mensajes contradictorios sobre los cargos por los que se perseguirá a Prigozhin y sus hombres y la amnistía que se les aplicará?
En estos días han sido varias las veces donde el propio Putin afirmaba que serían juzgados y en otras se afirmaba que se amnistiaba a los miembros del grupo como a su líder con la condición que se marcharan a Bielorrusia.
4.- ¿Qué pasará con el grupo Wagner en África y Asía? ¿llegará a desaparecer?
Si directa o indirectamente Rusia está implicada y se beneficia de los recursos naturales de esa zona, ¿sustituirán a los contratistas militares privados por miembros del ejército regular? ¿Qué repercusiones a nivel de derecho Internacional puede tener? ¿Puede cambiar de nombre, como ya pasó en EEUU con Blackwater?
5.- ¿Puede suponer un giro en el conflicto de Ucrania?
Ahora que ha comenzado la contraofensiva ucraniana, habrá que estar atentos a que nuevo papel juega Wagner en el conflicto, si en primera línea o quedan en posiciones de retaguardia.
6.- ¿Puede ser toda una operación para ver el estado de las lealtades que tiene Putin entre la cúpula militar y los oligarcas rusos?
A lo largo del fin de semana, diversos medios afirmaban la salida de oligarcas rusos del territorio ruso. Habrá que ver en los próximos días o semanas si hay cambios en los altos cargos militares y represalias contra empresarios rusos o “caídas, accidentes” con consecuencias fatales, como ya pasó al inicio de la guerra en Ucrania.
Sin duda, esta historia sigue teniendo muchos capítulos sin escribir, incluso puede que algunos no lleguen a escribirse y otros no puedan ni leerse atendiendo a la personalidad de los protagonistas.
Carmelo Aguilera
«rescate de plus ultra» blogspot
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